EL NIÑO SAGITARIO

     Para los Sagitario el calendario no importa. No crecen jamás. Los niños Sagitario son alegres y juguetones payasos en miniatura, que cuando se sienten rechazados ríen con los ojos llenos de lágrimas. Hasta los bebés exhiben su carácter alegre y su deseo de camaradería. El niño Júpiter llorará si le dejas solo, pero lleva la cuna a la sala de estar donde los adultos conversan, y se dormirá tranquilamente. Sus sueños serán tanto más gratos cuanto más acogedora y familiar sea la atmósfera de amor y felicidad en que crezca. Más adelante se desprenderá bastante de los vínculos familiares, pero mientras sea pequeño necesitará la seguridad del olor humano, de verlos y oirlos. Si se le niega esta forma de íntimo contacto humano, se retraerá en si mismo y puede volverse un tanto sarcástico. Además, se buscará un sustituto. Puede ser un almohadón suave, que pueda abrazar, o un osito de felpa, sin orejas y sin nariz, pero para él representa la seguridad, aunque te habría preferido a ti.
     Los varones Sagitario ponen de manifiesto su naturaleza confiada y feliz yéndose a pasear al bosque con una caña de pescar de fabricación casera y una lata de lombrices, descalzos, silbando alegremente, dispuestos a charlar con quien encuentren y acompañados por su perro. De pequeño, Sagitario es informal, y jamás deja del todo de serlo. Las niñas de Júpiter suelen pasar por una época en que les encantan los juegos de varones. Los de este signo son chicos que tienen sus propias ideas. Lo primero es la sinceridad. Desnuda, sin ornamentos, brutal. La refinan hasta hacer de ella un arte, y lo mismo esperan de ti, o bien se negarán a convertirse en dóciles esclavos que obedecen mansamente todos los caprichos de los padres.
     Tu autoridad la obedecerá sin resistencia, si se convence de que hay lógica en tus órdenes, que deben pasar primero por el tamiz de su mente inquisitiva y razonable; si no sales con buenas notas de la prueba, te darán de lado. Y ahí te quedarás, agitando amenazante tu autoridad, y ahí seguirá él agitando a su vez, desafiante, su sinceridad. Si eres justo y procuras ser tan sincero como él, un niño Sagitario aprenderá a respetar tus normas. Cuando sepas que estás en lo cierto, tendrás que ser firme y darle buenas y sólidas razones. Cuando te equivoques, tendrás que admitir tu error y salvar la situación con una honrada confesión de tu propia estupidez.
     La curiosidad de Sagitario es infinita. Empieza el dia con una pregunta y cuando se queda dormido tiene una pregunta en los labios. Cuando son muy pequeños y apenas si están aprendiendo a hablar y a explorar el ancho mundo, preguntarán cosas como: ¿Por qué no debo tocar la estufa?, ¿por qué los caramelos me estropean los dientes?, ¿es cierto que las zanahorias rizan el pelo?, ¿como es que los Reyes Magos necesitan cartas si son mágicos? Durante el almuerzo, durante la siesta, durante la cena, las preguntas zumban como moscardones.
     Como verás, la mayoría de las preguntas de los niños Sagitario van dirigidas a pinchar el globo de la hipocresía adulta, o de la presunción, cuando no la mala fe lisa y llana, de los mayores.
     Más tarde, cuando los pequeños Sagitarios sean ya mayores, las preguntas serán: ¿Por qué tengo que regresar a una hora determinada, si tú dices que tienes confianza en mí? ¿Por qué te preocupa lo que piense la gente? ¿Es que la gente te importa más que yo? Ahí tienes una pegunta difícil; mejor que vayas practicando la respuesta mientras le cambias los pañales. Un adolescente Sagitario no aceptará sin más tus reglas, si la base de ellas es la convivencia social más que tu preocupación por su bienestar.
     El antiguo refrán según el cual cuando los hijos son pequeños te pisan los pies, pero cuando son mayores te pisan el corazón debió haber sido escrito pensando en Sagitario. Es innegable que son niños desmañados, y a veces sencillamente torpes. Cuando crezca, su necesidad de libertad es tan intensa que incluye también la liberación de las ataduras familiares, y estos niños pueden irse de casa con extraordinaria precocidad, y a veces, pasar largas temporadas sin telefonear ni escribir. Eso puede causar algunas puntadas en la región del esternón. Si eres prejuicioso y estrecho de miras, es osible que nole veas más que los días de fiesta... si tienes suerte. Pero si evitas medir a sus amigos con otro baremo que no sea el de su auténtico valor, y si le  has demostrado que tienes fe en su honradez y en sus sueños, tu hijo volverá a casa a renovar su amor. De otra manera, se quedará por ahí con su frazada o su almohadón o su osito de felpa, representados ahora por amigos que le aceptan tal como es y que tienen fe en él.
     Prepárate para que el romance asome desde muy temprano su rizada cabeza. Con las chicas, probablemente no será grave; si gracias a una adecuada actitud de los padres no necesitan convertir esas primeras salidas con el sexo opuesto en el osito de la seguridad, no se tratará más que de los primeros ensayos de su feminidad. En cuanto a los chicos, es posible que necesiten algunas clases especiales sobre el tema de los pájaros y las abejas; más vale prevenir que curar.
     También tendrás que enseñarles a economizar, porque los niños Sagitario gastan el dinero como si fuera papel, puesto que ya han descubierto que lo es. Tienen que aprender que cuando han gastado lo que tenían, ya no hay más; no les ayudes a tapar agujeros.
     A los de ambos sexos les gustará, probablemente, ir a la escuela. Su inteligencia polifacética y su gran curiosidad harán del aprendizaje un juego fascinante, si una rutina demasiado opaca y aburrida, y un exceso de insistencia en normas estrictas y hábitos de estudio demasiado rígidos no acaban agotando su innata inquietud. Cuanto más progresista sea la educación que se les imparta, mejores alumnos serán los pequeños Arqueros, y con más placer estudiarán. Son inquietos, y si se les obliga a estar continuamente sentados o a refrenar su fantasiosa imaginación  no tardarán en perder todo incentivo y -triste es decirlo- a veces de manera permanente. Si sus maestros son severos e intolerantes, o si son víctimas de sistemas de enseñanza pobres en imaginación, los niños Sagitario tienden a dejar la escuela para comenzar a trabajar.
     El sistema de distinciones da buenos resultados con los jóvenes Arqueros. Si se tiene confianza en él, un niño de Júpiter jamás recurrirá a ninguna forma de engaño; en caso contrario, puede llegar a la conclusión de que eso no tiene importancia. Si nadie cree en él, ¿para qué esforzarse?
     Les atrae la idea de correr mundo y la ocasión de poner en práctica su idealismo. Luchar por una causa les permite desarrollar sus fuerzas. Un joven Sagitario sin una causa por la que luchar puede atacar una ideología con un fervor y un fanatismo tales que dañe irreparablemente su futuro.
     Lleva los ojos confiadamente fijos en las estrellas, y puede ser que sufra unos cuantos tropezones por el camino, a fuerza de no advertir las rocas que se interponen en su trayecto. El pequeño Arquero es sincero e independiente; dale lugar suficiente para que practique y se ejercite con su arco. Necesita sentir la hierba  bajo los pies desnudos, recibir la lluvia en la cara y asar sus sueños en los brillantes y cálidos rayos del sol hasta que estén perfectamente a punto. Ahí está, agitando como un pañuelo su corazón joven y optimista, para saludarte. Devuélvele el saludo agitando tu alegre confianza en él